domingo, 6 de agosto de 2017

Selección Nacional. Mucho más que un partido!!


Estamos muy cerca del  partido entre  las selecciones nacionales  de Venezuela y Colombia, en el marco  de la décima quinta fecha de las eliminatorias mundialistas de la Conmebol rumbo a Rusia 2018,  y muchos pueden pensar que la mayor preocupación es de carácter futbolístico, pero realmente no  es así.  Esta radica en la crisis socio-política, económica y humanitaria que vive Venezuela. 












En estos momentos la Conmebol  con autorización de la FIFA, mantienen como sede del partido entre estas dos selecciones, al estadio Polideportivo de Pueblo Nuevo de  la ciudad de San Cristóbal para el jueves 31 de agosto.  Pero ante  los  hechos ocurridos en Venezuela en los último días y en especial por la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente hace  que el entorno y el ambiente sobre esta contienda futbolística tome unos tintes atípicos que desvíen  la mirada de este, más a lo que ocurra fuera de la cancha a lo que suceda netamente desde la perspectiva futbolística.  




Pero esto que se percibe en Venezuela, no es novedoso en una sociedad o nación con relación al fútbol como sofisma de distracción.  Este ha sido un vínculo constante  a lo largo de la historia de la humanidad, que le ha permitido a diversos gobiernos y determinados políticos en utilizar  al  fútbol como un elemento  para desviar la atención de la sociedad civil, con el objetivo de obtener  intereses y beneficios personales.  



Haciendo referencia a una nación que por sus conflictos geopolíticos tuvo que cambiar de confederación, fue Israel que por sus diferencias  ante la comunidad árabe, fue desafiliada de la OFC por parte  de la FIFA en 1974. Pero para las eliminatorias  a España 1982,  Israel recibiría la invitación de la UEFA  para integrar  esta confederación.  




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Otro hecho específico que hace alusión a la relación fútbol con la crisis y manejos inapropiados por parte de un gobierno, fue el del “Partido Fantasma” entre Chile y la Unión Soviética el 21 de noviembre de 1973. Este juego era la segunda confrontación de la repesca intercontinental rumbo a Alemania 1974.  En el partido de ida, celebrado el  26 de septiembre en Moscú, finalizó 0-0.  En aquel juego en Santiago de Chile, la nación europea desistió de disputar esta confrontación, protestando enérgicamente ante  el golpe de Estado por parte del general   Augusto Pinochet.  La selección “Austral” gana el partido 2-0, por  walkover. 






Y claro está, qué así como hay rivalidades entre los clubes de las grandes ciudades del mundo, este fenómeno también se da entre determinados países, que a lo largo de la historia han tenido múltiples disputas políticas, culturales y socio económicas, trasladando estas rivalidades al plano futbolístico. Hacemos alusión a  Corea del Sur y Corea del Norte, en el ámbito de una guerra nuclear.  El conflicto entre Estados Unidos e Irán, el cual ha tenido connotaciones imperialistas y militares, tuvo su confrontación deportiva en el Mundial de Francia 1998, con victoria para la nación asiática. No se puede  obviar  todas  las batallas geopolíticas, surgidas de las naciones inmersas en la Guerra de los Balcanes. En Sudamérica, referenciamos el clásico del pacífico, el cual es protagonizado por Chile y Perú. El Río de la Plata, también tiene anécdotas  y vivencias regionalistas, entre Argentina y Uruguay,  que jugaron la primera final de una Copa del Mundo.  Y la nación que creó el fútbol como lo conocemos actualmente, Inglaterra, tampoco escapa a dichas rivalidades. A nivel intercontinental la vivió ante Argentina en la Guerra de las Malvinas. Y en el contexto europeo, producto de la Primera Guerra Mundial, su archirrival fue Alemania. 



En este mismo escenario citado anteriormente, no podemos obviar lo  que realizaron los dictadores militares Francisco Franco y Jorge Rafael Videla, con España y Argentina respectivamente, utilizando  al fútbol como  eficiente y eficaz arma  para  demostrar como identidad de nación ante el mundo lo que se ha conocido popularmente como: “Pan y Circo”. 



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Por eso el partido del próximo 31 de agosto entre los seleccionados de Venezuela vs Colombia, que aparentemente es el partido que le podrá certificar oficialmente  la clasificación al combinado “Cafetero” al Mundial de Rusia 2018, puede terminar en un escenario de populismo y confusión, orquestado  y deseado por la dictadura del gobierno de Nicolás Maduro.  

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