Un nuevo
hecho de violencia protagonizado a mitad de la semana pasada por las barras
bravas del Deportivo Cali y América de Cali, en el marco de un partido
pendiente por la cuarta fecha de la fase
de grupos de la Copa Águila, hizo prender de nuevo las alarmas de este engorroso tema, que durante muchos
años ha causado grandes daños y perjuicios para la sociedad colombiana. Y que a uno como periodista y observador del
fútbol, parece que no hay intención de los directivos del fútbol y del Estado
colombiano por tomar medidas drásticas a corto plazo.