viernes, 5 de mayo de 2017

Maradona. A Diego lo tienen que analizar culturalmente y antropológicamente.

Diego Armando Maradona;  uno de  los grandes  futbolistas  que  ha  dado este  hermoso   y extraordinario deporte.  Su  zurda  mágica  y  su capacidad  para  gambetear  y hacer  obras de arte  con la caprichosa (pelota);  lo  constituían simplemente  en el  “Gran Barrilete Cósmico”;  proveniente  de otro  planeta. 






El origen  y crecimiento de Maradona;  fue  el  de muchos jugadores  de  fútbol  en sus  inicios;  donde  la necesidad  y la pobreza; convertían al  fútbol como el camino  y el instrumento  para  forjarse  un  mejor  futuro.  Y de  qué manera  iba  aprovechar este  reto  y este desafío,  Maradona.    

Desde sus inicios futbolísticos, el “Pelusa”, siempre impuso su gran  agilidad  mental   y  un  imponente liderazgo;  factores que lo hicieron sobresalir sobre los demás; acompañados  de sus excelentes condiciones  dentro  de un terreno de juego; siendo capaz  el solo  de solucionar cualquier  juego  e incluso; de sus propios pies se gestaron  las  grandes gestas del  fútbol  mundial.  


   

Pero  como  Maradona dijo en muchas  entrevistas,  “Yo sabía  que  iba a ser el  mejor  jugador del mundo, pero lo que nunca tenía en mi mente; era que fuera a tener problemas con la droga.  Su adicción a las drogas; lamentablemente le trajo muchos inconvenientes, con personas que hacían parte de su corazón y su entorno  fraternal”.   


Cuando se habla que el fútbol es una religión, que no tiene ateos, y que en este deporte los fieles se encargan de  idolatrar  a sus ídolos como auténticos dioses;  eso  le pasó   a Diego, que en medio de la pasión  y la convicción de los hinchas  ha sido   el  mayor  y  gran referente  para toda la opinión pública en Argentina.  


Pero al  encontrarnos con esta  euforia   y  mediatismo de los medios de comunicación por un lado,  y en otro escenario  a una persona  que no sabe manejar la fama y  el prestigio que le ha dado el fútbol; el  resultado  de este coctel,  es una situación  de demagogia, de intolerancia; y ante  todo de  un ser  humano  que realmente  nunca  se ha interesado  en ser un ejemplo para  los demás.  




Pero el salir a juzgar  a Maradona  como moralistas  o  veedores  del comportamiento  humano de un individuo  en la sociedad; creo que no es la posición correcta.   Uno para calificar a una persona, tienen que entender sus sentimientos, el contexto  socio económico y ante  todo   el  nivel cultural de este.   

Maradona, simplemente es de estos personajes que le viene bien al fútbol como negocio y como espectáculo; porque es una persona que no es lógica y se roba las miradas y el interés de cualquier ser humano; donde quiera que este y en cual circunstancia se produzca la gran aparición, del “Pelusa”.



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