Desde una
visión idealista y
dialéctica, el fútbol
debe propender por
una inclusión e
integración social entre las
diversas culturas y
naciones, que ratifiquen
los principios de
igualdad y respeto
difundidos por la
FIFA. Esto suena
bien dentro de
la teoría, pero
la realidad nos
muestra otra dinámica,
que está enmarcada
por las rivalidades
entre los diversos
equipos de fútbol
y también por
los distintos intereses
políticos, sociales y
económicos que se
pueden suscitar.
En
el fútbol podemos
hablar de 3 clases de racismo, según
su discriminación. El
primero es el instrumental, que
sirve de excusa
para intimidar a
sus jugadores y
también provocar a
sus seguidores. El
segundo hace referencia
a una discriminación impulsiva, que
se origina desde
la frustración, la inseguridad,
el desconocimiento y
en otros casos
por la falta
de entendimiento. Y el
tercer nivel, está orientado al institucional, que busca dar
participación y atención
a las minorías,
a través de
acuerdos y normativas.
Si bien,
el racismo en
el fútbol se
ha producido a
lo largo del
mundo, tenemos un punto de
referencia y un
caso muy especial
en España. Por ejemplo
traemos en contexto,
el caso vivido
por el
francés Thierry Henry
en el año
2004 en el
Arsenal de Inglaterra. Este
fue el conflicto
que tuvo con
el español José
Antonio la “Perla Reyes”“Dígale al negro ¡Soy mejor que
usted! ¡Negro de mierda, soy mejor que
usted!”
Uno de los
símbolos más representativos del
racismo en el
fútbol es la
banana. Esta se
ha mostrado como la manera
de referirse de
un “Mono”, hacia
un jugador que
está en supuesta
condición de inferioridad
por el color
de su piel.
Además de esto, lo
más ofensivo es
el lanzamiento de
esta al terreno
de juego. Por
el bien de
este espectáculo, esto
es algo que no debemos
volver a ver.
Han sido
varios
los jugadores latinoamericanos que
han sufrido de
ataques racistas en
el fútbol europeo.
Aquí los recordamos.
Adolfo “Tren” Valencia, Dani
Alves, Marcelo, Andrés
Guardado, Hugo Rodallega,
Roberto Carlos, entre
otros. Entre estos,
uno de los
más recordados es el de Dani Alves
quien jugando para
el Barcelona frente
al Villarreal, se
disponía a cobrar
un tiro de esquina,
recibiendo por parte
de los aficionados
un banano. Aquí
el lateral derecho
brasileño tuvo una
reacción inteligente, se
comió esta fruta.
Puede
que este aspecto
para la opinión
pública y la
comunidad futbolera, no
sea de gran
relevancia, si debe serlo para los
ámbitos culturales, raciales
y sociales, los
cuales están ligados
directamente con la
integridad del ser
humano
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