Sábado 2 de
julio de 1994, todos los colombianos aunque que con el corazón y la moral por
el suelo tras la eliminación de la selección nacional, nos disponíamos a ver los partidos de Octavos de Final
entre Bélgica vs Alemania y España vs Suiza, llegó una puñalada a los más profundo
del corazón. El asesinato de Andrés
Escobar Saldarriaga.
En el fútbol
por más grande que sea la decepción de
un resultado, este no debe pasar de la frustración deportiva, pero hace 29 años ese gran favoritismo que se
respiraba en todo el país y en todos sus estamentos que lo relacionaban con el
fútbol, no aguantaron la eliminación en
primera ronda en la Copa Mundo de Estados Unidos 1994.
Y este
escenario de frustración y de desolación, terminó en algo totalmente absurdo e
incoherente, en el asesinato de Andrés Escobar.
Luego de haber finalizado la participación en Estados Unidos, el cuerpo
técnico de la selección colombiana y algunos jugadores se vinieron al país el
miércoles 29 de junio, y entre ellos se encontraba el zaguero antioqueño que en
aquel momento contaba con 27 años de edad. El técnico, Francisco Maturana,
algunos de sus compañeros de la selección e incluso su hermano Santiago
Escobar, le dijeron “Andrés no te vayas
todavía a Colombia, que la situación está muy difícil, puede ser peligroso”. Pero
Andrés no hizo caso y afirmó “Yo tengo
que ir lo más pronto posible al país a poner la cara”.
Andrés a
pesar de haber anotado un autogol en una Copa del Mundo, que es algo que le
puede ocurrir a cualquier jugador, fue un gran zaguero central y aún mejor ser
humano. A los 19 años de edad se produjo su debut en Atlético Nacional,
donde tuvo la oportunidad de ganar la Copa Libertadores de 1989, la Copa
Interamericana de 1990 y el campeonato colombiano del año de 1991.
Y con la
Selección Colombia, tuvo la fortuna de jugador dos Mundiales, el de 1990 y el
de 1994. Y como omitir el gol que hizo de cabeza ante Inglaterra en un partido amistoso, en la gran Catedral de
Fútbol, Wembley, el 24 de mayo de
1988.
Lamentablemente,
Colombia históricamente ha sido un país agresivo e intolerante, que ante el más
mínimo conflicto y problema, quiere resolver las circunstancias por medio de
hechos violentos o belicosos. Y en
aquellos años 90, el narcotráfico estaba en su máximo furor, y este no fue
ajeno al fútbol hasta el punto de realizar apuestas deportivas con tintes extravagantes y mafiosos.
Pero bueno,
este horrible suceso ya pasó y ya no podemos hacer nada, lo único es realizar
un aprendizaje, que creo que se ha hecho y este se ha evidenciado en el crecimiento mental de los futbolistas,
entrenadores y directivos.
A Andrés,
solo tengo para decirle que lo admiré mucho como persona y como jugador. Y que
sin duda alguna dejó huella en todos los que nos apasiona el fútbol. Q.E. P.D.
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